Fernando Arrabal el autor español afincado en París recibió en Bilbao el Premio Max de Honor por su aportación al teatro.
J. A. GONZÁLEZ CARRERA g.carrera@diario-elcorreo.com/BILBAO
Foto: Arrabal, feliz entre vascos en la presentación en Bilbao de 'El Arquitecto y el emperador de Asiria'. / FERNANDO GÓMEZ
El dramaturgo y filósofo está en París y contesta a la entrevista vía e-mail. Fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Aristóteles de Salónica. El solemne acto fue interrumpido con una inesperada representación de 'teatro pánico', género del que es co-inventor, protagonizada por algunos jóvenes actores desnudos.Arrabal, que recogio en Bilbao el premio Max de Honor, en la gala anual de las artes escénicas, tiene hoy todo el reconocimiento en su país. Aunque fue repudiado en la dictadura.
-El acuerdo para otorgarle el galardón ha sido unánime. ¿Le satisface?, o ¿quizá le inquieta que no hubiera disensión?
-Un ser con mi 'bio' es difícil que no provoque la unanimidad en el rechazo; o todo lo contrario. 'Acta est fabula' (la comedia ha terminado), dijo Suetonio; pero Gogol -'Taras Bulba'- prefería repetir demagogo: 'vox populi, vox Dei' (voz del pueblo, voz de Dios). Yo diría que tras un tiempo de penitencias obscurantistas atravesamos los senderos de las mistificaciones luminosas.
-Reconocen su «vasta aportación al teatro español». Pero muchas de sus obras han sido publicadas antes en francés. ¿Qué reflexión hace sobre esto?; ¿cuál es realmente la patria de su obra?, ¿dónde están sus raíces, cuáles reconoce?
-¿Cómo nos gustaría a todos ver a la Luna bocabajo! Mi teatro se publicó, hasta 1977, antes en japonés o griego que en mi lengua materna; por orden de las autoridades. Nunca tuve la ocasión de practicar el adagio 'Ad augusta per angusta' (a grandes resultados por vías estrechas). Puesto que más que raíces dispongo de piernas.
-¿Y su patria como ciudadano?
-Me acostumbré durante decenas de años al ninguneo de la prensa y a la obstinación de la censura del antiguo régimen. Creo que no me altera el que, aún hoy, un sector actúe parecidamente. Hasta para el aprendiz de santo que siempre soñé ser, un juicio negativo colma cuando sofoca de celos. 'La cólera es como un caballo desbocado', dice más o menos el 'Enrique VIII' de Shak.
-Su pieza teatral 'Guernica', de 1959, es reflejo del bombardeo de la villa foral vizcaína en 1937. De él se cumplen 70 años. ¿Alguien se ha dirigido a usted desde el País Vasco para montar alguna función de su obra?
-El porcentaje de 'jóvenes' compañías o de 'teatros consagrados' a los que les importan mis obras es semejante aquí y en las antípodas. Las piezas elegidas -y las desechadas-, las mismas. No rechazo los galardones. Ni los exhibo. Ni los solicito. Sería darles importancia. Como si hubiera ya llegado a la santidad -que tanto ansío, 'hélàs!'-.
-¿Cambiaría algo de su obra?
-Conviene, digo yo, alcanzar la irrealidad desde la mayor vitalidad. Sorprende que mi 'circunstancia' tan familiar aquí y ahora lo sea igualmente en Sydney. Y que una obra escrita por mí hace más de medio siglo la adopten jóvenes del Conservatorio.
-El nacionalismo vasco pide hoy que el 'Guernica' de Picasso se exhiba un tiempo en el Guggenheim Bilbao, aunque era una idea original de la izquierda, que lo pedía más bien para Gernika. ¿Comprende esta reivindicación?
-La verdad -¿debo pedir excusas por ello?-: me trae sin cuidado. Como me importa un comino el que haya melillenses que solicitan el manuscrito de mi obra de teatro para sus archivos oficiales. En las casas de fieras y en los museos nunca olvido observarnos. No hay nada tan afrodisíaco como la inocencia.
-El director de Bellas Artes del Gobierno vasco en el exilio, el pintor José María Ucelay, desaconsejó al lehendakari Aguirre un cuadro que no le gustaba, en el que no veía referencias de los hechos de Gernika, ni del pueblo y culturas vascos. ¿Usted qué ve en él?
-Todo lo que yo pueda decir de Picasso tendrá aún menos trascendencia que lo que opinó Ucelay en 1937. Me conmueven y mueven mi imaginación -es decir, el arte de combinar recuerdos- la biología molecular, el teatro, la proteína, los objetos 'fractales', la poesía
-¿Qué idea podía tener Picasso de todo esto?, ¿dónde está mejor el cuadro?, ¿debería quizá volver a París?...
-No debo opinar sobre el militante y el patriota -Picasso- que conocí -además, muy tarde en su vida-. Que los rinocerontes canten es de por sí bastante molesto, pero lo insoportable es que vuelen.
-¿Cómo ve el caso vasco?
-Los arrabales albergan a los ciudadanos -cada vez más mustios- de las aldeas y ciudades que se van despoblando mientras pierden sus fiestas. Los bárbaros son menos civilizados -¿y menos ricos?- que nosotros pero ¿más bárbaros? De la riqueza con democracia 'tolerantísima' ¿emerge el terrorismo?; como de la riqueza con libertad sexual 'tolerantísima' ¿surge la recrudescencia de las violaciones? Otro arrabalesco: lo que desaparece de nuestros modos se hace moda; y lo que se 'démode' resucita en nuestros modos.
-¿Y qué opina de la situación del país entero?
-Yo, que no sigo el folletín, tengo la impresión de que el Poder cada vez tiene menos poder como todos los poderes actuales. [Por eso usa las estadísticas: como sueños del deseo]. La Bolsa -poderosa, ella sí- vive cada día más ajena a la crispación de los forofos. La Bolsa es un santuario religioso que celebra el milagro de hacer del dinero, dinero y cada vez con más sosiego. La Bolsa, por si fuera poco, se sirve de la inteligencia 'artificial' , cuando en verdad es su falta de artificio lo que prueba su in-inteligencia.
-¿A qué género literario, cinematográfico, musical... pertenece la actual escena nacional, tan ruidosa y melodramática?
-El teatro del renacimiento que hoy se representa -sobre todo en las catacumbas- se ha vuelto catastrófico, bestial, confuso y genial. Forma con la ciencia los dos avatares del saber y sentir de hoy.
-¿Qué es España para usted, y Francia?
-Menos mal que en las circunstancias actuales prefiero vivir en París, formado y visitado constantemente por mis evocaciones de mi infancia o adolescencia melillense, mirobrigense, madrileña, tolosana y valenciana. Todas mis obsesiones forjan la pasión de mi vida.
-¿Ha vuelto a escribir a Fidel Castro desde su 'Carta...', ensayo de 1984?, ¿Castro, Franco, Stalin... le han contestado?, ¿en qué medida todavía resuenan dentro de usted?
-Los titanes y sus aterrorizantes bicharracos llamados 'quimeras' están aún presentes del brazo de los prometeos del hombre nuevo. Todos podemos teorizar sobre la parte más maldita de los terráqueos, porque todos formamos parte de la maldición.
-En 2002 defendió la libertad de expresión para Houellebecq, acusado de injuriar al Islam y luego absuelto. ¿Sigue preocupándole?
-El deseo de santidad civil ante todo me impulsó ayer y hoy. Cuando dos extremismos se enzarzan la razón les da argumentos.
-Ha dirigido varias películas; hace tiempo que ya no. ¿Por qué?, ¿ya no le interesa?
-Canal+ va a producir mi octavo filme largometraje. Pero Quizás ya no les interese puesto que ya me han pagado.
-Muchos le consideran ya un autor clásico. ¿esto no es un peligro para usted?
-El peligro ¿se va con la consideración? El peligro permanece como la sonrisa del gato de Chester.
-¿Le gusta improvisar?
-'Age quod agis' (haz lo que haces; no te distraigas). La improvisación accede a la panacea de no hacer nada a medias.