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BUENOS AIRES XI-2007



BUENOS AIRES XI-2007

Llegada de Arrabal al aereopuerto de B.Aires. Foto Donjosé

"Por esos misterios del azar, una tarde de noviembre me vi leyendo una nota en un diario porteño donde te nombraban. Tomaba un cafecito en una esquina de Buenos Aires, y esperaba a mi hijo que tenía una reuniòn con su psiquiatra (los dos andamos un poco mal del alma y de la cabeza), y al ver tu cara en « Ambito » tuve un impulso de correr a verte. Faltaba una media hora para que empezara la función en el teatro, así que manejé a mil hasta el centro y llegamos. Primero fue un impacto emocional (movilizante como decimos aquí, digo, tu obra): me venían ataques de risa y también tristeza infinita, todo sin saber porqué. Quizás eran los sonidos, la luz, y el arte de esos actores interpretando una locura de gestos y movimientos. Cuatro Cubos. Y después tu presencia en el escenario, tu manera de decir.Un lujo. La frutilla del postre. A los dos, a Blas, mi hijo y a mi, nos vino de maravillas conocerte, saber que estás allí en un lugar del planeta, y que producís esas piezas que liberan algún impulso retenido,atorado en algún recodo interior. Bueno, lo dejo ahí; cuando abundan las palabras confunden. Creo que ya me hice entender. Nada más te quería agradecer ese encuentro con uno mismo.": Cristina N. (Buenos Aires, Argentina).

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EL DRAMATURGO ESPAÑOL FERNANDO ARRABAL, DE VISITA EN BUENOS AIRES

Cita con un genio del teatro
En una charla con el público, habló de los clásicos y la poca importancia del género teatral hoy. LA NACION

PALABRA DE ARRABAL. "YO PODRIA HABER ESCRITO EDIPO. Y SOFOCLES PODRIA HABER ESCRITO CUALQUIERA DE MIS OBRAS".
«Le he echado al director todas las flores, si tuviera más las echaría", dice el español Fernando Arrabal -dramaturgo, poeta, novelista y director de "Viva la muerte"- acá en un teatro de Buenos Aires, donde la compañía teatral Buster Keaton acaba de terminar una función de su obraLos cuatro cubos, escrita hace cuatro décadas. La obra se despide, después de dos años y acá está Arrabal (Melilla, 1932) para charlar con el público al final de la función. Es un lujo.

Arrabal formó parte del grupo de André Breton y hay libros suyos ilustrados por Pablo Picasso, Salvador Dalí y René Magritte. Dejó el surrealismo para formar, con Roland Topor y Alejandro Jodorowski, el "Movimiento Pánico", que se basa en el axioma: "La vida es la memoria y el ser humano es el azar".

Ese es el hombre.

Las luces del escenario se encienden tras el mar de ovaciones que despide a los actores. El periodista Jorge Dubatti sale al escenario para decirle al autor, confundido entre el resto del público, que los espectadores esperan sus palabras. En un juego de falsa ficción Arrabal, ataviado con una camiseta que muestra la obra del Greco El entierro del conde Orgaz toma un micrófono y una vez más hace gala de su sentido del humor.

Todo se convierte en un ingenioso y brillante monólogo en el que Arrabal habla de su concepción del teatro, entre bromas y alusiones a los grandes maestros de la dramaturgia, donde los clásicos griegos siguen siendo protagonistas. "El teatro no es una carrera de relevos. Yo podría haber escrito Edipo y Sófocles podría haber escrito cualquiera de mis obras", dice el autor. Habla de la poca importancia que parece tener el teatro hoy en día: "Incluso los peródicos más importantes han perdido el interés, a no ser que se trate de un gran estreno, es por eso que estamos en un momento grandioso: no le debemos nada a nadie".

Arrabal inventa esta frase: "La imaginación es el arte de combinar nuestros recuerdos, incluyendo nuestros sueños y nuestras pesadillas" y asegura, para quien pide influencias prestigiosas, que "La parisiense que más me ha influido es la guardiana de mi casa una portuguesa enamorada de la verdad".

La "noche Arrabalera" como al propio autor la definió, termina cuando éste arroja al público unas postales en las que se puede ver un croquis del pintor Andrés Ona, que toma como base el cuadro de Max Ernst Au rendez-vous des amis (1922), donde aparecen los que serán los genios del surrealismo y de la patafísica , en una especie de visión premonitoria, antes de su reconocimiento por parte del gran público. Así, trascendente, Arrabal tiene una propuesta: "Debería haber un Premio Nobel del teatro, de la filosofía, del ajedrez y de las matemáticas". El público, que fue suyo desde el comienzo, acompaña entusiasmado .
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Un trascendente encuentro con el dramaturgo español Fernando Arrabal

"Imaginar está al alcance de todos"
El escritor, poeta y guionista vino a presenciar una puesta de Los cuatro cubos en el C. C. de la Cooperación. Y se prestó a un diálogo con el público que desmintió su imagen de vanguardista hermético.

"Pienso que el teatro, desde hace medio siglo, vive un renacimiento científico, risueño y filosófico ", apuntó Arrabal. CLARIN

Hace algo así como cuarenta años que no la veía, pero ésta es la obra que han traducido mejor en Argentina. ¿Si me gustó la versión? Sí. ¡La traducción es muy buena! No puedo poner ningún pero." : Su obra l« Los cuatro cubos » es un texto sin palabras…
El extraodinario dramaturgo, escritor, poeta y guionista Fernando Arrabal inició así su juego con el público. Cordial , inteligente e irónico, acababa de presenciar una versión de uno de sus efímeros pánicos, Los cuatro cubos, espectáculo sin palabras, de "teatro físico", que tras una gira por Europa se reestrenó en el C. C. de la Cooperación. La imagen de creador hermético se esfumaba ante su genio. Los actores y el codirector de la Compañía Buster Keaton (Pamela Vargas Villa, Héctor Segura y Pablo Bontá) respiraron aliviados. Más visible era la alegría del crítico e investigador Jorge Dubatti, quien oficiaba de interlocutor de Arrabal. No hubo cortedad ni ripios. Por el contrario, una pregunta, aun la más breve, desataba anécdotas que el autor de Viva la muerte (novela y después película) "actuaba" alargando la consonante final. "Me he reencontrado con la obra y con esta maravilla", dijo señalando a los intérpretes. "La obra es sentimental y eso choca un poco en el mundo del teatro." Para disfrute de todos, halagó al elenco y al público, y prometió una visita más prolongada, diferente a ésta de sólo dos días, ya cubiertos con su participación en la muestra de su amigo Gustavo Charif, artista plástico. Según Arrabal, autodefinido por los colegios de Patafísica como "trascendente sátrapa", la charla dependía de los asistentes: "Me siento bien con ustedes; son ustedes los que me están influyendo".
Este artista –que nació en Melilla y vivió en varias ciudades españolas, hasta residir definitivamente en París a partir de 1955– recordó haber visto puestas "colosales" en la Argentina y otras hechas por la diáspora argentina en Cuba, Venezuela, EE.UU., España y Francia. "Mucha gente me ha dicho: 'Pero, usted, Arrabal, tiene acento argentino'. Es normal. Conviví con Jérôme Savary, Victor García, Jorge Lavelli y Copi se inició como actor en una obra mía, El laberinto. El argentino Víctor García fue quizás el director de mayor talento que nos dio el milenio pasado."
Y fue así. García, de origen tucumano, estrenó en Dijón, en 1966, un montaje que incluía cuatro obras de Arrabal, entre éstas El cementerio de automóviles, pieza que dio título a la puesta. Las otras eran Oración, Los dos verdugos y La primera comunión. También Jorge Lavelli montó ese mismo año en París Ceremonia para una cabra sobre una nube y, en 1967, El arquitecto y el emperador de Asiria.
"Pienso que el teatro, desde hace medio siglo, está viviendo un renacimiento científico, risueño y filosófico", apuntó Arrabal. "Estamos beneficiándonos del hecho de que el teatro viva en las catacumbas. Desde allí, y como las matemáticas y la filosofía, podemos influir en la política y la geopolítica." Ejemplificaba esto con el estreno de El cementerio... en 1967, en los meses anteriores al Mayo Francés. "Hace diez días vi esta obra en Londres. Eramos cuarenta personas porque más no entraban, pero el mensaje era el mismo." Esa vigencia lo animó y propuso un Premio Nobel exclusivo para el teatro, y otros, también exclusivos, para la filosofía, la matemática y el ajedrez, disciplinas que ama. "Se ha repetido mucho –y también yo lo dije en su momento, porque lo creía– que la culpa es de Nobel por haber tenido una esposa que cometió faltassss (sic) con un matemático."
Refiriéndose al teatro pánico (que nació en París a comienzos de los '60 por iniciativa de Arrabal, Roland Topor y el chileno Alejandro Jodorowsky, y reunía lo efímero y absurdo y el terror repentino y sin causa), aludió a este 'arrabalesco pánico' ("Dios ve todo, Dios oye todo y Dios lo confunde todo") para aclarar aspectos de ese movimiento: "Nos molestaba que hubiera confusión. Pero si no hay confusión no hay vida. Es así como hemos intentado ver el teatro". Una disciplina hoy con poca prensa, pero con los mejores detrás de él : "En una publicación francesa, donde escribo la crónica más importante para mí, que es la de ajedrez, había hace años dos magníficos críticos (Kanters y Mathieu Galley) de teatro. Hoy no hay ninguno, y eso ocurre con otros periódicos importantes. Nos encontramos en ese momento grandioso en el que no debemos nada a nadie".
Sobre su exilio, dice haberse beneficiado en la diáspora, como sucedió con algunos argentinos. No lo tentó la vuelta. Tuvo la suerte de conocer a personas que "transformaron el pensamiento del mundo". Imagina estar jugando al ajedrez con Samuel Beckett, porque sigue siendo un apasionado de la matemática, "tan próxima al teatro, como lo muestran estos actores en la obra, donde el amor está jugando siempre la ceremonia de la confusión". Pensando a futuro, Arrabal espera poder escribir tres obras. Una inspirada en un diálogo de El Banquete, de Platón; otra sobre una pieza "de la que habla Cervantes y no sabemos cuál es, pero que él mismo llamóLa confusa; y una más sobre Los gigantes de la montaña, de Luigi Pirandello". Se mostró fascinado por conceptos referidos al amor y a la soberbia, y por los que aluden al deseo de apropiarse de la belleza del otro (sea santo o demonio). Lo relaciona con los personajes de Los cuatro cubos, con él mismo y con Sócrates: "Un hombre como yo, que era muy feo, muy pequeño, pero que tenía un encanto loco". Arrabal "se tira flores" y seduce con su talento loco. Durante la charla retomó varias veces El Banquete y sostuvo que "no hay amor sin frustración", y que por eso "necesitamos de la astucia y de la trampa para apropiarnos de esa belleza que envidiamos en el otro".
La belleza es un imán y, sobre este punto, Arrabal no se guardó secretos: "Acabo de ver a la mujer de Robbe-Grillet, el novelista. Parece una virgen. Hará unos cuarenta años, me dijo: 'Estoy dispuesta a estar con tu mujer y contigo en las condiciones que queráis. Le lamo el culo a tu mujer, llevo amigos para que despeguéis...' ¡Con esa cara de santa! ..." Según parece, Arrabal no la comprendió cabalmente. "Haré lo que queráis, salvo una cosa –cuenta que le dijo–, que tú me penetres." Arrabal le preguntó por qué esa restricción, y ella contestó: "Porque pertenezco a mi marido". El "trascendente sátrapa" relató otras frustraciones, como su abordaje a Gala, mujer de Salvador Dalí: "Durante muchos años fui amigo de Dalí con la esperanza de ver a Gala. El me decía 'qué le ves'. Para mí era bellísima". Arrabal insistió en el poder de Gala para transformar a sus amantes, y habló, entre otros, del poeta Paul Eluard: "Convirtió a ese paleto francés en el Rimbaud de su generación". "Yo quería seducir a esa mujer. El estudio de Dalí parecía un teatro. Gala tenía más arrugas en la cara que las que yo tengo en la rodilla, pero era bellísima." Provocador a su manera, Arrabal dijo haber conocido a todos los famosos de París, pero confesó que quien lo influyó más fue la guardiana de su casa: "Una portuguesa que es una santa, una mujer enamorada de la verdad. Da gusto verla".
No adelantó demasiado sobre sus nuevos trabajos, pero comentó una escena con su mujer, profesora en La Sorbona: "Cuando termino una obra se la muestro. Así que, temblando, le llevé lo que había escrito, y ella me respondió: 'Ah, sí, lo de siempre'". Se explayó en cambio, y entre audacias, sobre "el teatro del ayer representado por « dos genios del gteatro que admiro » un mussoliniano, un fascista en el verdadero sentido de la palabra: Pirandello; y por un stalinista, también en el verdadero sentido de la palabra: Bertolt Brecht. Los dos tienen una visión muy profunda del teatro", sostuvo. "Brecht recibió el Premio Stalin y Pirandello, cuando recibió el Nobel, lo entregó a Mussolini. Hoy no somos mejores ni peores, somos los mismos los de ayer y los hoy Aun que yo parezca difenete por haberme siempre opuesto a los tiranos." Después de esas declaraciones, Arrabal decidió solazarse con las ventajas de poseer imaginación: "La imaginación es el arte de combinar los recuerdos, incluidos nuestros sueños y pesadillas, y está al alcance de todos".
En su charla no podía faltar el tema de "la reconciliación con España". Su respuesta fue que nunca se reconcilió, sencillamente "porque nunca reñí con España. Reñí y reñiré siempre con las formas inquisitoriales". Es conocido el drama de su padre, oficial del ejército español que no apoyó el golpe militar de 1936 y permaneció fiel a la República, fue arrestado en julio de 1936 y en enero de 1942 escapó del hospital de Burgos. Nunca más se supo de él. También que las ideas de su madre eran otras. Arrabal contó entonces su arresto por transgresor. Invitado a la presentación de un libro suyo en Madrid (en 1967), un joven le pidió una dedicatoria blasfema. "Me pidió una barbaridad, y escribí: 'Me cago en Dios, la Patria y todo lo demás'. El muchacho estaba tan contento que la enseñó a todo el mundo. Al cabo de una semana, estando con mi mujer en un hotel, aparecieron cinco policías con pistola. No hacía falta tanto. Con un mamporro hubiera sido suficiente. Total: que me metieron en la cárcel y arriesgué seis meses por insulto a Dios y doce años por insulto a la Patria. Me defendieron algunos soldados rasos de la literatura …antes de convertirse - ¿por ello ? en mariscales-Nobel- : Beckett, Camilo José Cela, Vicente Aleixandre, Octavio Paz, Jean-Paul Sartre..."