mardi

« Quisiera ser como mi padre, un santo pagano »

« Quisiera ser como mi padre, un santo pagano »
El Semanal, 11 de septiembre.Texto : David Benedicte

ARRABALAcaban de hacerle miembro de la Legión de Honor francesa. Pero, como no podía ser de otra manera, a este polifacético autor (es cineasta, dramaturgo, poeta y novelista) le ha pillado trabajando. Ultima el que será su octavo filme, Yo, de carácter autobiográfico. Charlamos con él.«Me hacéis trabajar mucho», exclama al conocer que, tras nuestra charla, tendrá que posar para las consabidas fotos. «Además, estoy adelgazando demasiado como para que me den el Nobel», añade. Pulula, impredecible, por el jardín del hotel. Pide, al rato, un vaso de agua. Se lo echa encima, entero, por la cabeza. Nadie sabe qué hacer, dónde meterse. Luego se sienta y aguarda, sonriente, mis preguntas. Se llama Fernando Arrabal [Melilla, 1932] y dice que se aburrió de ser surrealista. Lo creo. El Semanal. 73 años ya, ¿cómo lleva eso de envejecer? Fernando Arrabal. Con mucha autoestima.E.S. ¿Qué queda del niño que ganó a los diez años el concurso de niños superdotados de España? F.A. Todo lo que aprendí en ese momento. Aprendí lo que era el amor. Todo eso queda presente durante el resto de la vida. Se va remozando, pero siempre está presente. Es el origen.E.S. ¿A qué juega un niño superdotado? F.A. Al ajedrez [sonríe]. Sigo jugando. Y escribo la crónica ajedrecística de L’Express desde hace 30 años. Aparece en la última página de este diario francés.E.S. ¿Teme usted a la muerte? F.A. Sí. Pero no de una forma obsesiva. Pienso en ella como « Spinoza ». Tengo esperanzas de que la Naturaleza de mano de la Ciencia pueda prolongarla . De que puedan existir drogas que puedan alargar la vida en mejores condiciones de lo que se hace ahora. Confío también en la clonación.E.S. ¿Reza? F.A. Difícilmente, porque el agnosticismo conlleva la duda. Pero sí que lo hago todos los días a la manera, atea, del divino Marqués. E.S. ¿Y a quién reza Fernando Arrabal? F.A. Eso mismo le pregunté a Borges en Tokio y el me dijo: «Yo rezo porque se lo prometí a mi mamá». Yo también lo hago, no porque se lo prometiese a mamá, sino porque, después de todo, confío en que pueda ser cierto el tema de las huríes que nos esperan. ¿Por qué no?E.S. ¿Sabemos verdaderamente quién es Fernando Arrabal? F.A. Soy ligeramente famoso, pero completamente desconocido en España.E.S. ¿Por qué? F.A. Porque se hace hincapié sobre aspectos que no tienen nada que ver con mi actividad o mi pensamiento. Se rinde culto entre gente de mi generación y gente mucho más joven a aspectos que no me representan verdaderamente. E.S. ¿Y todo eso a su pesar o en parte fomentado por usted? F.A. No, en absoluto. Además, no se podría fomentar. Skandalo es una palabra griega que significa trampa en la que se cae, y yo no puedo hacer escándalo ni provocación. Tampoco se puede prever el amor. Ni el éxito ni el fracaso. Es como el misterio del pensamiento cuando supone un cambio físico. Por ejemplo: la erección. ¿Por qué el pensamiento puede provocar algo así? Eso es lo que trato de descifrar con los patafísicos o con la teoría matemática de motivos.. A [André] Breton le molestaba mucho todo lo que fuera ciencia o música.E.S. Curioso. F.A. Y tanto. Él mismo decía: «La única música que me interesa es el silencio». En cuanto a la ciencia, añadía: «Cómo es que quiere usted, Arrabal, pasar toda la noche jugando al ajedrez con [Marcel] Duchamp. Están ustedes siempre con su eterna partida de ajedrez y sus eternos problemas de topología». Eterna partida de ajedrez y eterna faceta de la ciencia. Por eso creamos pánico.E.S. Como forma de rebeldía contra el surrealismo, ¿no? F.A. En absoluto. Además Breton, no nos expulsó. Yo había estado acudiendo a su reunión diaria durante los tres últimos años. No teníamos carné de surrealista. Era imposible entrar en el Café Surrealista a la hora en que empezaba la reunión, a las seis en punto de la tarde, si no se era aceptado previamente por Breton.E.S. No me diga. F.A. Breton decía las palabras sagradas: «Está usted bienvenido». Entonces, a partir de ahí, éramos surrealistas.E.S. ¿Y…?F.A. Lo pasábamos muy bien. Sobre todo Jodorowsky y yo lo pasábamos fenomenal dentro del grupo. Porque éramos gente que veníamos de otras latitudes. Aquello era como estar haciendo novillos con marcianos . El surrealismo era lo más parecido a dar con el Tubo de la Risa en la Atlántida.E.S. Hasta que se cansaron. F.A. Yo fui quien hizo el primer manifiesto pánico en Sidney: El hombre pánico. Pero curiosamente lejos de expulsarnos Breton publicó mis obras de teatro, a pesar del odio que mostraba hacia la escena ; y no diagamos a Artaud. Pensaba que el teatro era el sol de la literatura y que el dramaturgo era el universo a quien iba a destruir ese sol. Sin embargo, él publicó algunas obras, tanto mías como por ejemplo de Oscar Paniza o Raymond Russel. Es curioso porque se está representando aquí en Madrid una obra mía actualmente, La primera comunión, editada por él. Aparece el personaje del necrófilo, que muestra a Breton tal y como lo imaginó Matta y los comunistas anti-trotskystas. E.S. ¿Cuántas obras suyas se están representando ahora? F.A. En España, quizá una barbaridad. Pero siempre en teatros muy pequeños, por compañias no comerciales, « alternativas ». A la minoría siempre. E.S. Escribió Pic-Nic, su obra más representada, cuando sólo tenía 14 años. F.A. Sí. Se está haciendo actualmenten, por ejemplo, en Tel Aviv y en Gaza.E.S. Y se queja de no haber escrito después nada que tuviese más éxito. F.A. Esa obra cae bien porque, desgraciadamente, siempre hay guerras. Recientemente he visto en Moscú algo curioso. Verás. Dicen que los coreanos del Norte no viajan. Pues sí viajan. Y hay un grupo de jóvenes de allí que están estudiando teatro en Moscú. Y han hecho Pic-Nic en coreano [ríe] con un director de escena estadounidense y decorador lituano. Las cosas más increíbles suceden con Pic-Nic.E.S. En confianza, ¿cree que volverá algún día a vivir con nosotros? ¿Regresará a España? F.A. Estoy en una isla, una ciudad. Por eso mis cartas tienen gran acogida. Son como Cartas persas. El forastero es siempre un diablo. Hay algo amoroso que se crea en torno a él. Por eso soy « medio famoso » y al mismo tiempo casi totalmente desconocido. Se cumplen ahora, el día 11 de diciembre, 50 años de estancia en París. Pero estoy de paso. Con las maletas hechas. Aunque, claro, son unas maletas enormes, con todos los cuadros que hay. Y con los pañuelos llenos de semen.E.S. ¿Se siente usted un exiliado? F.A. Des-te-rra-do. No se puede decir que fuese un emigrante económico, un exiliado. Yo lo fui por otras razones. Pero, en fin, todo aquello es el Antiguo Régimen, agua pasada no mueve molino y no me gusta recordarlo.E.S. Y no cree que, como le sucedió a Picasso, a usted también le han hecho suyo los franceses. F.A. [Enfadado] No, no. Me ‘insurjo’ contra esta idea. Jamás he conocido a un francés que haya dicho que Picasso era francés. Para los franceses yo soy símbolo de España. En EE.UU. y en Francia creo que soy embajador de España [carcajada]. Se me considera típicamente español. Y además no molesto al presupuesto de todos los españoles con cartas pidiendo sabanas, o subsiduos para sus « Casas de cultura ». E.S. Hábleme de un ‘camarada’ suyo, el escritor Topor. F.A. A mi modo de ver, creo que he conocido a los mejores. Gente como Beckett, Kundera, Pynchon, Salinger. Escritores que, por la discreción que piden, no puedo decir qué hacen, dónde están, qué cara tienen. Tampoco puedo mostrar las fotos que nos hacemos. Pero creo que, de todo el siglo pasado, la persona más inteligente que he conocido ha sido Roland Topor. Más inteligente que el propio Beckett, quizás que Kundera, que Mandelbrot (el creador de los fractales) o que Bénny Lévy, el secretario secreto de Sartre, que acaba de morir de un infarto. A Topor nunca le oí decir una tontería. E.S. Fue él quien dijo: «El día que Arrabal beba alcohol será el más importante del siglo», ¿ha llegado ese día? F.A. [Sonríe] No, aún hay que esperar unos años para que llegue ese día. Pero ahora bebo vino y veritas. E.S. Mucha gente le conoce por aparecer borracho en un programa de televisión llamado La noche, con Sánchez Dragó, ¿qué pasó? F.A. Caí desvanecido y tuvieron que enviarme al hospital para hacerme un lavado de estómago. Por aquel entonces no bebía. No había agua en aquel estudio y, como tenía mucha sed, me bebí de golpe un vaso entero de chinchón que confundí con agua. Fue muy interesante porque perdí el control, pero seguí siendo tal y como soy : una persona con humor, inteligencia y amor. Por eso circula la grabación de aquel programa entre los chicos, que hacen un culto que no merezco en torno a mí. E.S. La última vez que estuve con Jodorowsky me dijo que las admiradoras de Arrabal tienen cara de lechuza y cuerpo de prostituta. Por alusiones, ¿está usted de acuerdo? F.A. No, no, yo no tengo admiradoras. Soy yo el admirador de las personas que están en mi entorno. De esas personas que me siguen hasta Los Ángeles, Israel o Moscú. No me he fijado nunca en el aspecto que tienen, me fijo en la mirada, en la inteligencia, en el sexo, en los ojos. Nuestras relaciones son como las del gran Tertuliano con las nuevas creyentes. Una explosión de inteligencia, de ciencia y de poesía. E.S. Pues Jodorowsky sí se ha fijado. F.A. En realidad, él y yo nos vemos muy poco. Casi nunca. Pero casi siempre con delicia. Es archifalso pretender que me tiene celos. Creo que Jodorowsky es la persona con la que mejor y más veces me he reconciliado en mi vida. Le quiero mucho. E.S. Acaba de publicarse, junto a la reedición de algunos de tus textos, El temor al Dios Pan de Viveca Tallgren (Libros del Innombrable, Zaragoza). Reflexiones sobre la recepción de sus obras. ¿Empezamos a descubrirle? F.A. Pues sí, esta divina bailarina de tangos y erudita catedrática ha recopilado una parte de los insultos que se han lanzado contra mí a lo largo de mi vida. Son muy curiosos y no creo que ninguno de ellos sea merecido. Gracias a ellos he podido evitar calamidades como la de entrar en ciertas instituciones casposas o de tener que visitar en mis viajes a los centros de charlotadas hispanas. E.S. ¿Quién teme a Fernando Arrabal? F.A. Yo creo que nadie. Salvo el Presidente Supremo del Instituto Cervantes que ha dado orden, asustado, de boycotearme, a Dios gracias. Hubo un momento en el que al Antiguo Régimen le dio porque yo era un personaje peligroso. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, ya con la democracia instalada, prohibieron la vuelta a España de cinco personas: la Pasionaria, Carrillo, Líster, el Campesino y yo. ¿Y qué hago yo en esa lista? No tengo nada que ver con ellos, nunca tuve las manos manchadas de sangre. Es como los agujeros negros. Los agujeros negros no se pueden ver. Hay que analizarlos matemáticamente. Pues eso es lo que ocurre conmigo. E.S. En su caso, todo fue motivado por una dedicatoria personal. F.A. La historia es que un muchacho viene y me pide una dedicatoria blasfema y pánica. Entonces yo le escribo: «Me cago en Dios, en la Patria y en todo lo demás». Él está tan contento con esta dedicatoria que se la muestra a todo el mundo. Incluido su tío, que es capitán de navío. Entonces el capitán de navío escribe a Franco y le dice: «Estamos en un momento de tolerancia y de tio páseme usted el río, pero allá donde no llegue el peso de la justicia irá el peso de mis puños». Al día siguiente se presentan en mi hotel cuatro policías con pistola. Imagínate. Cuatro policías armados fueron a detenerme a las 12 de la noche. Ridículo. E.S. Como lo de su biografía del autor de El Quijote, que levantó usted más de una ampolla entre los cervantistas. F.A. ¡Pero no sé por qué! Por ejemplo, Marlowe pisoteó crucifijos y era homosexual, como Shakespeare, y eso no causó ningún escándalo en Inglaterra. La homosexualidad de Cervantes ya estaba contada antes de que lo hiciera yo. No innovo en nada. Solo la esconden los verdaderos cretinos e indoculentados como el simpático dormilón Cannavagio. Se cabrearon conmigo por pura incultura y prejuicios. E.S. Quizá por la fuerza de la costumbre. F.A. Wittegenstein analiza estos dislates. Como decía Hitchcock: «Yo no puedo filmar Blancanieves porque, al final, buscarán al criminal». Por eso, en cuanto me ven, piensan que ya está Arrabal provocando. Pero nunca lo intenté. E.S. ¿Y la actualidad que vivimos no le tienta a ello? F.A. No. Estoy apasionado por otras cosas. Me parece que estamos viviendo un renacimiento: de la filosofía, de la astrofísica, de las matemáticas, de la mecánica cuántica. Algo que llega hasta los parlamentos. Es un momento de mucha sangre, y de mucho terror, pero muy interesante. Porque es el fin de estas memeces terroristas y de estos velos burkanizados. E.S. ¿Qué tiene Arrabal de Quijote? F.A. De Alonso Quijada siempre tengo la esperanza quijotesca opuesta al pesimismo de mi maestro Schopenhauer. Pero no puedo llegar a ser lo que yo quisiera: un santo pagano como lo fue mi padre. Por eso ese desconcierto cuántico que tengo.E.S. ¿Ha encontrado ya a su padre? F.A. No. Pero sigo buscándolo.E.S. Lo último que se sabe de él es que se perdió en la nieve tras huir del penal de Burgos. Una imagen tremenda, ¿no? F.A. Algo increíble en la época. Cuando yo voy al concurso de superdotados, para viajar de Ciudad Rodrigo hasta Madrid tuve que sacarme un salvoconducto. ¿Cómo es posible que se escape un prisionero en una España tan controlada como la de los años 40 y no se encuentre su cadáver?E.S. Tiene una hija, Lelia, de 33 años, discapacitada mental. F.A. Así es.E.S. ¿Recuerda qué es lo último que ha hablado con ella? F.A. Claro que sí. Lo hago mucho : es muy inteligente. El Gobierno francés la ayuda. Es una desgracia pensando en su porvenir. Pero tener un ser así, tan amoroso, es como un animalito o un santo. Es curioso porque todo esto es talmúdico. Ella es así y mi otro hijo, Samuel, de 32 años, es doctor en biología molecular, exactamente en « vacas… locas ».E.S. ¿Se considera usted un buen padre? F.A. No tan bueno como quisiera. Me gustaría darles de comer mis codos y de beber mis leucocitos. Ellos, sobre todo ella, me dan mucho. Me lo dan todo. Ella no me puede dar más. Es el amor incondicional. Pienso en el perro de Sc hopenhauer y en San Francisco de Asís. E.S. Más de medio siglo casado con Luce, ¿va a resultar que en el fondo tiene usted alma de burgués? F.A. Luce es como un notario delumbrante de talento, su palabra está jurada, no sabe mentir. Mi hija tampoco. Hasta su jubilación, Luce fue catedrática en la Sorbona. Cuando fui a la cárcel, dijeron que ella me ataba a la cama y otras barbaridades. Los difamadores franquistas hastas las cachas se volvieron democratas de toda la vida. Da gusto verlos.E.S. ¿Con qué ha soñado esta noche? F.A. He soñado que no soñaba.David Benedicte